Sólo esas diez personas que estuvieron presentes en el partido del Sábado entienden todo lo que se vivió. Fue una tarde heroica y memorable para la gente de Pritty. Un regalo que se quiso hacer el equipo a sí mismo, finalizando el torneo.
En la previa al partido las circunstancias eran, por donde se miraran, adversas. Juntamos tan sólo diez jugadores, por motivos varios. Y entre esos diez había uno lesionado y un juvenil que hacía su debut con Pritty, con tan sólo 16 años. Nos enfrentábamos contra uno de los equipos que peleaba el torneo y que estaba entero. Y para colmo, el viento soplaba haciendo casi imposible jugar. Pero hubo que presentarse y la sensación que había entre los jugadores era la de "morir de pie", "dar la cara" y cumplir con el rival.
Una línea de cuatro en defensa, tres jugadores en el medio y dos delanteros petizos y rápidos para la contra. Nuestro arquero eligió jugar su primer tiempo con el viento en contra y así fue como el equipo, cerrado atrás, tuvo que ceder el control de la pelota y defender a morir. El sacrificio y la entrega de los diez jugadores permitieron terminar el primer tiempo en cero. Incluso tuvimos algunas chances como para ponernos arriba en el marcador. Pero Pegoraro no estaba en un buen día para la definición y Mazzinghi no supo que hacer al encontrarse con ese cabezazo solitario.
Habiendo llegado a esa instancia, los jugadores comenzaron a creer en que el sueño era posible. Que nada teníamos para perder. Y que íbamos a contar con posibilidades para marcar, que había que aprovecharlas. Por lo demás, seguir cerrados en el fondo y sacar todo lo que pasara cerca del área. Mantuvimos la calma y salimos confiados en este equipo. Ellos seguían teniendo el control de la pelota, pero no llegaban con tanto peligro. Y Pegoraro comenzó a contar con las chances que habíamos previsto, sin mucho éxito. Es que Juan Cruz estaba despierto, encarador y fue de frente en todo momento. Pero al enfrentarse al arco se le nublaba la mente y nunca supo definir. Por el otro lado, ellos seguían bombardeándonos, con algunas chances muy claras. Pero por errores de sus delanteros o méritos de nuestro arquero, nunca consiguieron marcar. Y llegó el gol. Roberts sacó largo. El viento alargó aún más el saque. El defensor y el arquero comenzaron a negociar como hacerse cargo del pelotazo, mientras un desubicado Pipe Ayerza intentaba colarse en la jugada. Metió presión, el blooper de los rivales, un "gracias" respetuoso y quedó hacer el pase a la red final, para desatar el delirio de los restantes nueve jugadores.
Quedaban unos 15 minutos. Hubo que meterse más atrás aún y se hizo un partido no apto para cardíacos. Los nervios le jugaron en contra al Garkador que terminó con diez. Y Pritty terminó logrando 3 puntos agónicos. Tres puntos que no sirven de nada para este torneo. Pero que hacen bien al ánimo, que prometen cambios de actitud para el torneo que viene, que dicen presente y hacen inflar el pecho a más de uno. Pritty no está muerto. Tan solo duerme. Pero en el ambiente, se respiran vientos de cambio...
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